¿Cómo explora las imágenes el ojo humano?
El ojo humano realiza de manera permanente, movimientos voluntarios e involuntarios ante los estímulos visuales, luego el cerebro los discrimina, elimina y elige lo que más le interesa dentro de un campo visual para integrarlos a su memoria.
Este proceso se lleva a cabo cuando leemos, resolvemos problemas, observamos pinturas y la pantallas de cine, televisión o PC, o al realizar diferentes tareas de la vida diaria a través de la vista.
Margaret Livingstone, investigadora del Hartad Medical School, tiene la teoría de que el ojo tiene una visión central bastante buena para reconocer los detalles, y otra periférica, menos precisa, pero más adecuada para reconocer las sombras.[1]
Cuando se observan imágenes fijas esto puede variar según factores como la personalidad, el sexo y la edad, pero en escenas de acción en cine y TV los espectadores se comportan visualmente de la misma manera; la atención, por lo general, se dirige a los rostros, las extremidades, los puntos más iluminados, las líneas o figuras geométricas.
[1] ¿Cómo ves?, Revista Muy interesante, Año XXII No.12, págs. 98-106, México (2005).
Margaret Livingstone, investigadora del Hartad Medical School, tiene la teoría de que el ojo tiene una visión central bastante buena para reconocer los detalles, y otra periférica, menos precisa, pero más adecuada para reconocer las sombras.[1]
Cuando se observan imágenes fijas esto puede variar según factores como la personalidad, el sexo y la edad, pero en escenas de acción en cine y TV los espectadores se comportan visualmente de la misma manera; la atención, por lo general, se dirige a los rostros, las extremidades, los puntos más iluminados, las líneas o figuras geométricas.
[1] ¿Cómo ves?, Revista Muy interesante, Año XXII No.12, págs. 98-106, México (2005).
El Recorrido Visual
El ojo explora la imagen y registra varias figuras buscando un orden. Si las figuras son muy pequeñas y numerosas, lo más probable es que adopte el orden de la lectura de texto: de izquierda a derecha y de arriba abajo.
Si no es posible y si la configuración no indica otra cosa, es más probable que vaya aproximadamente desde el centro hacia el marco, siguiendo un recorrido parecido a una espiral.
Pero, en la mayoría de los casos habrá algunos puntos o grafemas que atraerán la vista y la “conduzcan” en un determinado recorrido.
El recorrido visual que realiza el movimiento de los ojos, según Wachtler,[2] puede realizarse en:
Microcascadas.- Pequeños movimientos en cascada que en poco tiempo realizan un movimiento de arco esencial para ver.
Cascadas.- Cadencias visuales que encuentran dos o tres puntos principales en milésimas de segundo y eliminan todos los demás puntos no esenciales.
Búsqueda fina.- Es el recorrido continuo del ojo moviéndose en los puntos principales (no es posible si estos no existen).
Movimiento ocular optokinético.- (OKN) causado por el movimiento global estimulado por el patrón serrado (en forma de sierra).
Nuestros ojos se mueven al menos tres o cuatro veces por segundo sin darnos cuenta. Cuando los ojos se mueven de un punto a otro y dejan de ver los detalles se pierde la atención, mientras que si enfocamos la mirada en un punto, lo que se llama fijación, tenemos una visión más nítida y mayor capacidad de discriminación. Por eso los ojos se desplazan en su recorrido visual de manera continua para poder enfocar con claridad.
En occidente, por ejemplo, por tradición se sigue la lectura icónica según la lectura textual, de izquierda a derecha y de arriba abajo. Cuando las imágenes se ven rápido se tiende a una lectura de tipo exploratoria. Sin embargo, los expertos también pueden dirigir nuestra mirada a ciertos elementos de la imagen provocar una lectura conducida.
[2] Wachtler, T. (2002) Uni Freiburg. Visual System. http://www.brainworks.uni-freiburg.de
Si no es posible y si la configuración no indica otra cosa, es más probable que vaya aproximadamente desde el centro hacia el marco, siguiendo un recorrido parecido a una espiral.
Pero, en la mayoría de los casos habrá algunos puntos o grafemas que atraerán la vista y la “conduzcan” en un determinado recorrido.
El recorrido visual que realiza el movimiento de los ojos, según Wachtler,[2] puede realizarse en:
Microcascadas.- Pequeños movimientos en cascada que en poco tiempo realizan un movimiento de arco esencial para ver.
Cascadas.- Cadencias visuales que encuentran dos o tres puntos principales en milésimas de segundo y eliminan todos los demás puntos no esenciales.
Búsqueda fina.- Es el recorrido continuo del ojo moviéndose en los puntos principales (no es posible si estos no existen).
Movimiento ocular optokinético.- (OKN) causado por el movimiento global estimulado por el patrón serrado (en forma de sierra).
Nuestros ojos se mueven al menos tres o cuatro veces por segundo sin darnos cuenta. Cuando los ojos se mueven de un punto a otro y dejan de ver los detalles se pierde la atención, mientras que si enfocamos la mirada en un punto, lo que se llama fijación, tenemos una visión más nítida y mayor capacidad de discriminación. Por eso los ojos se desplazan en su recorrido visual de manera continua para poder enfocar con claridad.
En occidente, por ejemplo, por tradición se sigue la lectura icónica según la lectura textual, de izquierda a derecha y de arriba abajo. Cuando las imágenes se ven rápido se tiende a una lectura de tipo exploratoria. Sin embargo, los expertos también pueden dirigir nuestra mirada a ciertos elementos de la imagen provocar una lectura conducida.
[2] Wachtler, T. (2002) Uni Freiburg. Visual System. http://www.brainworks.uni-freiburg.de
La Regla de los Tercios
Es una de las principales reglas de composición. Se derivada de un principio muy antiguo conocido como la divina proporción,[3] sección áurea, o proporción áurea, cuya aplicación es consecuencia de observar que las formas de la naturaleza que la contienen resultan agradables.
Posteriormente, surgió una aproximación muy fácil de aplicar y que se ha venido usando en fotografía, cine y televisión, en la que se divide la pantalla en tres partes iguales en el sentido horizontal y tres en el sentido vertical, lo cual forma nueve novenos, las líneas divisorias se cruzan en cuatro puntos llamados “puntos fuertes” que resultan ser los puntos en que mejor resaltan los puntos de interés.
[3] Tratado escrito por Luca Pacioli (1509) e ilustrado por Leonardo da Vinci.
Posteriormente, surgió una aproximación muy fácil de aplicar y que se ha venido usando en fotografía, cine y televisión, en la que se divide la pantalla en tres partes iguales en el sentido horizontal y tres en el sentido vertical, lo cual forma nueve novenos, las líneas divisorias se cruzan en cuatro puntos llamados “puntos fuertes” que resultan ser los puntos en que mejor resaltan los puntos de interés.
[3] Tratado escrito por Luca Pacioli (1509) e ilustrado por Leonardo da Vinci.
La regla de los tercios orienta sobre el modo de disponer el horizonte en la pantalla o cuadro. En vez de situarlo en el centro, lo que provocaría una sensación de simetría excesivamente estática, carente de ritmo y expresividad. Si deseamos resaltar la tierra colocaremos la línea del horizonte en el tercio superior. Si deseamos resaltar el cielo dispondremos la línea del horizonte en el tercio inferior del encuadre.
Ley de la memoria
Las composiciones en diagonal que resultan atractivas y marcan la perspectiva, también resultan más agradables si en lugar de terminar en los vértices, se dirigen a la intersección de las líneas del tercio superior o inferior.
En el caso de diagonales que no salen de cuadro se les da mayor fuerza haciéndolas finalizar en uno de los puntos fuertes. Las diagonales que finalizan en el horizonte resultan más agradables y adquieren mayor fuerza cuando terminan en un punto fuerte.
En el caso del encuadre de sujetos, conviene situarlos en los puntos fuertes dejando aire hacia donde miran, en vez de centrarlos.
La lectura de la imagen se realiza como un barrido bidimensional en el que se explora una superficie, ya sea impresa o electrónica, proceso fundamental en la percepción de las formas, aunque no es instantáneo y depende de las restricciones propias de la percepción visual.
En el caso de diagonales que no salen de cuadro se les da mayor fuerza haciéndolas finalizar en uno de los puntos fuertes. Las diagonales que finalizan en el horizonte resultan más agradables y adquieren mayor fuerza cuando terminan en un punto fuerte.
En el caso del encuadre de sujetos, conviene situarlos en los puntos fuertes dejando aire hacia donde miran, en vez de centrarlos.
La lectura de la imagen se realiza como un barrido bidimensional en el que se explora una superficie, ya sea impresa o electrónica, proceso fundamental en la percepción de las formas, aunque no es instantáneo y depende de las restricciones propias de la percepción visual.
Podemos afirmar que no se puede universalizar un recorrido visual en la lectura visual ya que es más bien discontinua, con detenciones, vueltas hacia atrás, y vacilaciones. Sin embargo, la imagen estimula al observador para que organice su trabajo de modo parecido a una partitura musical que se presenta a un director de orquesta. Los signos están allí pero cada interprete tonaliza y temporaliza su propia música.
El recorrido de la mirada es importante porque nos ayuda a precisar la coherencia textual. Esta labor la realiza el público y, aunque está provista por el texto visual, es el propio lector quien decide por dónde comienza a mirar y qué mirar.
Todo el texto visual es un mapa que el observador recorre con la mirada descubriendo los tópicos conocidos. Pero también, infiriendo nuevas informaciones implícitas en la representación visual. Y tratando de guiar el recorrido visual a los intereses del emisor, pero esto depende de quien mire y de cómo se le enseñó a mirar.
En la psicología de la percepción, la forma tiene una óptica: las retinas de los ojos captan, con precisión, únicamente una pequeña área en el centro del campo visual que se le ofrece. El público se ve obligado, por lo tanto, a enfocar la dirección exacta del objeto. De ahí que nuestros ojos no recorran libremente cualquier espacio, sino que están restringidos a captar lo que la mirada está captando.
Si bien, la dirección de la lectura impuesta por la norma cultural –de izquierda a derecha, de arriba abajo– hace que, probablemente, enfoquemos con predilección primeramente los valores situados a la izquierda.
Para explicarlo mejor Francisco d’Egremy,[4] cita dos leyes empleadas en los medios impresos, pero que también pueden adaptarse a los medios electrónicos, estas son:
a) La Ley de la Memoria del investigador Herman Brand en la que sostiene que la información en el cuadrante superior izquierdo es más fácil que quede registrada a largo plazo en el espectador. Argumenta que esto se debe a que en las culturas occidentales la escritura se lee siempre de izquierda a derecha, lo que determina que el texto y la imagen que se ubiquen en esa área van a ser vistos varias veces mientras se observa la superficie. Aunque se dirija la atención a otras partes de la superficie siempre estará percibiendo, en la zona marginal, el estímulo inicial, lo que hará que aquello que esté colocado en esa área se grabe intensamente en la memoria, por la repetición del estímulo y, consecuentemente, se recordará a largo plazo con mayor facilidad.
El recorrido de la mirada es importante porque nos ayuda a precisar la coherencia textual. Esta labor la realiza el público y, aunque está provista por el texto visual, es el propio lector quien decide por dónde comienza a mirar y qué mirar.
Todo el texto visual es un mapa que el observador recorre con la mirada descubriendo los tópicos conocidos. Pero también, infiriendo nuevas informaciones implícitas en la representación visual. Y tratando de guiar el recorrido visual a los intereses del emisor, pero esto depende de quien mire y de cómo se le enseñó a mirar.
En la psicología de la percepción, la forma tiene una óptica: las retinas de los ojos captan, con precisión, únicamente una pequeña área en el centro del campo visual que se le ofrece. El público se ve obligado, por lo tanto, a enfocar la dirección exacta del objeto. De ahí que nuestros ojos no recorran libremente cualquier espacio, sino que están restringidos a captar lo que la mirada está captando.
Si bien, la dirección de la lectura impuesta por la norma cultural –de izquierda a derecha, de arriba abajo– hace que, probablemente, enfoquemos con predilección primeramente los valores situados a la izquierda.
Para explicarlo mejor Francisco d’Egremy,[4] cita dos leyes empleadas en los medios impresos, pero que también pueden adaptarse a los medios electrónicos, estas son:
a) La Ley de la Memoria del investigador Herman Brand en la que sostiene que la información en el cuadrante superior izquierdo es más fácil que quede registrada a largo plazo en el espectador. Argumenta que esto se debe a que en las culturas occidentales la escritura se lee siempre de izquierda a derecha, lo que determina que el texto y la imagen que se ubiquen en esa área van a ser vistos varias veces mientras se observa la superficie. Aunque se dirija la atención a otras partes de la superficie siempre estará percibiendo, en la zona marginal, el estímulo inicial, lo que hará que aquello que esté colocado en esa área se grabe intensamente en la memoria, por la repetición del estímulo y, consecuentemente, se recordará a largo plazo con mayor facilidad.
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